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La fuerza muscular es cualquier tensión producida por los grupos musculares. Se define como la capacidad del sistema neuromuscular para generar tensión en los diferentes grupos musculares durante un tiempo determinado. Esta tensión se puede efectuar durante menos tiempo (rápida) o más tiempo (lenta) y permitirá realizar cualquier movimiento (Mirallas et al., 2019). La evaluación del tiempo utilizado (rapidez) del trabajo mecánico (TM) y el trabajo metabólico (TMT) se denomina potencia mecánica (PM) y potencia metabólica (PMT) respectivamente. La fuerza muscular es el resultado de la integración de múltiples tensiones musculares, que se manifiestan como fuerza muscular estática y fuerza muscular dinámica. En función de la intensidad de estas tensiones musculares se clasifican las manifestaciones de la fuerza muscular.

La fuerza muscular dinámica es causa del movimiento del cuerpo humano y produce un TM y un TMT; en cambio, la fuerza muscular estática (Tous, 1999) es causa de la posición de equilibrio del cuerpo en situaciones estáticas y produce un TMT con un TM resultante igual a 0. Pero este TMT, que puede ser a veces muy elevado, genera una tensión mecánica y una presión intramuscular producida por vibraciones. Estas vibraciones son pequeños movimientos periódicos, repetitivos alrededor de una posición de equilibrio estático de todas las partes del cuerpo involucradas en la fuerza muscular estática, que se mueven juntas en la misma dirección y que consumen energía y, en consecuencia, pueden ocasionar fatiga neuromuscular.

La fuerza muscular estática también puede manifestarse acompañada de la fuerza muscular dinámica, estabilizando, apoyando o contrarestando las acciones musculares dinámicas. Este tipo de acciones son más frecuentes en el deporte que las propias acciones musculares estáticas. Lo más relevante es la utilización integrada de la fuerza muscular estática y la fuerza muscular dinámica en la rehabilitación funcional y en los programas de prevención de lesiones.

El TM y TMT de la fuerza muscular dinámica es el producto del esfuerzo realizado por el deportista y está dirigido por su capacidad de activación y de resistencia psicofisiológica. La fuerza muscular dinámica utiliza la alternancia entre tensión y relajación de la contracción muscular (acción de bombeo) y esto garantiza en gran medida la irrigación muscular, facilitando la utilización del metabolismo aeróbico (Zintl, 1991), la regulación de la temperatura y el pH. Este TM y TMT pretende conseguir el máximo rendimiento del deportista en la competición, produciendo cambios funcionales y estructurales en su organismo y nuevas adaptaciones en su comportamiento psicomotor. Para conseguirlo es imprescindible integrar las leyes fundamentales del entrenamiento deportivo. La medida óptima específica de la cantidad de TM y TMT quedará determinada por la velocidad con la que se realiza el ejercicio, que se define en el campo de la física, com potencia mecánica (PM), y en el ámbito del entrenamiento deportivo, com fuerza explosiva.

La consecuenia del TM y el TMT de la fuerza muscular dinámica es un estrés en el deportista (síndrome general de adaptación), que puede considerarse una emoción (es la activación o tensión psiconeuromotora (Mirallas, 2007) de su comportamiento psicomotor para ser creativo) y el ritmo de ejecución mide el grado de emoción (de activación), producto de la intensidad del estímulo de la carga del entrenamiento y causante de la fatiga. De la sensibilidad cinestésica (Mirallas, 2007) del deportista (umbral de sensibilidad individual) para captar el TM y el TMT dependerá su reacción, que se denomina adaptación. La relación entre la intensidad del TM y el TMT y la sensación producida en el deportista es proporcional a la magnitud de este TM i TMT (relación de la magnitud de un estímulo físico y su percepción).

 

Referencias bibliográficas

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